Candela cometió el error de pensar que el ascensor social solo funciona en una dirección, la de subida. Y ahora, tras un traumático e inesperado divorcio, pierde su trabajo en un colegio de élite.
Es hora de recolocar las piezas en el tablero y empezar de cero, pero la única que encuentra es dar clases en su antiguo instituto a estudiantes con problemas de integración.