Jackie incrementa su precario sueldo mensual de azafata haciendo contrabando de divisas para el traficante Ordell Robbie, hasta el día en que un agente de aduanas y un policía de los ángeles la atrapan en el aeropuerto.
Los policías la presionan para que les ayude a entregar a Ordell, amenazándola con la prisión si no colabora.
Con la ayuda de su pagador de fianza, que entiende su actitud y posición como nadie, Jackie llega a la conclusión de que lo mejor para ella será enfrentar a sus enemigos unos contra otros.
Las cosas se complican a partir del momento en que los ayudantes de Ordell, Louis Gara y Melanie Ralston, también tienen un plan alternativo. Simulando jugar la partida por ambos lados, Jackie tratará de engañar a ambos y huir con medio millón de dólares en el bolsillo.